Piense usted en el Conejo Blanco de “Alicia en el país de las maravillas”. Yo cito a menudo el párrafo en el que sostiene que somos nosotros quienes damos a las palabras el significado que queremos y se pregunta quién es el dueño, si ellas o nosotros”.
Estamos entre los bastidores del LH Forum de San Patrignano junto con Jacques Attali, el fundador del movimiento para la Economía Positiva. Tras mi intervención sobre la importancia de las conexiones positivas entre los seres humanos, intercambiamos libremente nuestros puntos de vista sobre la economía del amor.
“Pensándolo bien, podría ser un éxito literario”, sugiere Attali, que con el rigor del intelectual intrigado por las potencialidades de un concepto, examina los pros y los contras de mis opiniones sobre el amor como fuerza del cambio colectivo. Sobre nuestras cabezas, se yergue una fotografía de los niños de la Comunidad de San Patrignano.
Me vuelve a la memoria el maratón de hace un año, cuando con estos chicos que hoy han acogido a los participantes del Forum, hablé durante cinco horas seguidas, una experiencia que he llevado conmigo a cada evento y encuentro en el que he tenido el placer de participar como orador, alegando que el sistema, aquel en el que operamos, debe ser cambiado desde dentro.
Explico a Attali cómo el Banco en el que trabajo, Mediolanum, ha decidido devolver 181 millones de euros a sus clientes víctimas de desastres medioambientales y de las secuelas de la quiebra de Lehman Brothers. Y de cómo ha sido complejo hacerlo ya que la ley italiana no concibe acciones de este tipo.
Un ejemplo de qué significados se pueden dar, concretamente, a las palabras de cambio que salpican las jornadas y encuentros como los de hoy, momentos cruciales de encuentro y para compartir experiencias. Nos intercambiamos las tarjetas de visita y me pide que le mande información más detallada. Es el comienzo de un diálogo que espero siga en el futuro.
También Enzo Rosso opina que el sistema debe cambiarse desde su interior. Con sus tonos contundentes y apasionados, acusa a las distorsiones de un sistema en el que los fondos compran las empresas y luego las venden al poco tiempo. “Todo se sacrifica en aras del “making money, making business, making numbers. Por eso tenemos que razonar contracorriente”.
Apostar, añado yo, por la idea de participación y de responsabilidad social de empresas, instituciones, organizaciones, individuos. “Una lógica que está brotando por todos los lados. En los territorios, en las empresas, en grupos transnacionales de individuos” sostiene Letizia Moratti, una vieja amiga que encuentro durante una pausa para el café.
Es realmente un cambio que se está produciendo aquí, en el LH Forum.